domingo, 23 de agosto de 2015

CANTOS ESQUINADOS

Regocijaos en mi hermanos de este corro
dejad que vuestra luz lumine ritmos que traigo para el canto
abrid velas al viento
dejad que os lleve como
aves
deslizándose en la tonada leve
de mi voz

pido a la inspiración que llegue desde oriente

y emerja de omnipresentes ojos vespertinos que nos miran
desde el trasluz de rojos o azules oropeles

abrid el corazón

a los placeres
dejad fluir el rio del trabajo y los talleres
haced de él un canto breve

canción a las escuadras

a los ángulos filos y punzantes
a la base que sostiene la arquitectura de todas nuestras formas
al plano horizontal
al cartabón
a la cerrazón infinita de los círculos
al punto de equilibrio
a la quietud del centro vista desde el centro

en el principio fue el verbo

y desde él se expandieron formas
el universo devino en incremento
extrapolando crecientes e infinitas
sus equidistancias

el humano

abrumado al contemplar tantas figuras
trató de retenerlas
simple de corazón en el que le latían vientos
cayó postrado

ardiendo en el intento

al levantarse supo
que en sus manos quedaba de por vida
la rebelión atroz del instrumento

comprendió la distancia

dominó el fuego
se convirtió en mago y comió de lo prohibido
entre sus dedos crecieron las escuadras
las medidas
los metros
las pulgadas

la amenaza de muerte de los dioses

no frenó su temple
ni aminoró el júbilo
de este descubrimiento descreido

el humano comprendió lo circunscrito de su tiempo

intuyó lo infinito
su consciencia instituyó el presente

poderoso

sintió el arrebato
de estar en la primera fila y solo
contemplando el universo

creador de verdades
levantó el templo

en el atávico vértice de su negada herejía

dos alas afianzó a su figura
vuelo de enjambre
rabiosa imaginación la de su porfía

al fin

un día
sintió que otro prójimo sentía
mírase él
mira a su hermano que también lo mira

el universo

él
el prójimo que mira

verter en el arte ese triángulo incipiente

trazar un plano
simbolizar el sutil descubrimiento

después

sería facil levantar las catedrales
cúspide de cúpulas desafiando al cielo
arista cuadrangular de maduros capiteles
verticalidad de la luz cuando en el cenit
los humanos descubrimos
el arte de esculpir con los cinceles

la piedra abre paso a la escultura

se tenza el lienzo para entregar su plano a la pintura
el sonido torpe da paso a la tonada que ritma un clarinete
la palabra al poema
el tacto al embeleso de la piel
el contorno a la figura

los nuevos dioses

develando
instituyendo
el mandato secreto y sus lugares

las palabras que disponen el orden de las cosas


señor de los señores

grande
como el firmamento
efimero
que se prensa en nuestras manos
edificando octaedros siderales
cuadriculando el cielo

un arquitecto disponiendo el universo
¡geómetra implacable!

al principio era el verbo

de él se desprendieron todas nuestras formas

el verbo se hizo carne

y habitó en nosotros

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